jueves, 19 de diciembre de 2013

NAVIDAD


Juan Ramón Jiménez: Platero y yo

¡La candela en el campo...! Es tarde de Nochebuena, y un sol opaco y débil clarea apenas en el cielo crudo, sin nubes, todo gris en vez de todo azul, con un indefinible amarillor en el horizonte de poniente... De pronto, salta un estridente crujido de ramas verdes que empiezan a arder; luego, el humo apretado, blanco como armiño, y la llama, al fin, que limpia el humo y puebla el aire de puras lenguas momentáneas, que parecen lamerlo.

¡Oh la llama en el viento! Espíritus rosados, amarillos, malvas, azules, se pierden no sé dónde, taladrando un secreto cielo bajo; ¡y dejan un olor de ascua en el frío! ¡Campo, tibio ahora, de diciembre! ¡Invierno con cariño! ¡Nochebuena de los felices! 

Las jaras vecinas se derriten. El paisaje, a través del aire caliente, tiembla y se purifica como si fuese de cristal errante. Y los niños del casero, que no tienen Nacimiento, se vienen alrededor de la candela, pobres y tristes, a calentarse las manos arrecidas, y echan en las brasas bellotas y castañas, que revientan, en un tiro. 

Y se alegran luego, y saltan sobre el fuego que ya la noche va enrojeciendo, y cantan:

...Camina, María
camina, José...
Yo les traigo a Platero, y se lo doy, para que jueguen con él.

 
Poemas

Yo vengo de ver, Antón,
un niño en pobrezas tales,
que le di para pañales
las telas del corazón. 
Lope de Vega


Llegan al portal los mayores,
Melchor, Gaspar y Baltasar.
Se inclinan con sus esplendores
y al Niño adoran sin cantar.

Dios no es rey ni parece rey,
Dios no es suntuoso ni rico.
Dios lleva en sí la humana grey
y todo su inmenso acerico.

El cielo estrellado gravita
sobre Belén, y ese portal
a todos los hombres da cita
por invitación fraternal.

Dios está de nueva manera,
y viene a familia de obrero,
sindicato de la madera,
el humilde es el verdadero.

Junto al borrico, junto al buey
la criatura desvalida
dice en silencio: No soy rey,
soy camino, verdad y vida. 
Jorge Guillén (Epifanía)



Amor, dios oscuro,
Que a nosotros viene
Otra vez, probando
Su esperanza siempre.

Ha nacido. El frío,
La sombra, la muerte,
Todo el desamparo
Humano es su suerte.

Desamparo humano
Que el amor no puede
Ayudar. ¿Podría
Él, cuando tan débil

Contra nuestro engaño
Su fuerza se vuelve,
Siendo sólo aliento
De bestia inocente?

Velad pues, pastores;
Adorad pues, reyes,
Su sueño amoroso
Que el mundo escarnece.
Luis Cernuda (Nochebuena cincuenta y una)