23 DE ABRIL
Recital poético y musical y entrega de premios del XXII Certamen Literario organizado por el Departamento de Lengua Castellana y Literatura:
Alumnos participantes:
- Paloma Domínguez Sánchez
- Mª del Carmen Santana Cisneros
- Esther Cañas Arcos
- Silvia Comas Jiménez
- Javier de Molina Mejías
- Rocío Santana Cisneros
- Francisco Lara González
- Valentina Lois Araujo
- Estela Yao Vega
- Daniel Bermúdez Yáñez
Alumnos ganadores:
CATEGORÍA A: Javier de Molina Mejías
CATEGORÍA B: Valentina Lois Araujo
Acompañamiento musical a cargo de Paula García, que interpreta los temas:
"Voi che sapete", Wolfgang
Amadeus Mozart.
Lectura por parte de Pedro Plaza de algunos de sus poemas:
Lo relativo
Eres
discontinua como yo y como todos.
Eres
la luz que forman las sombras oscuras,
el
espacio lleno que conforman los espacios vacíos.
Eres
el sueño aislado de mis mil pesadillas,
eres
la presencia que dejan tus ausencias;
eres
la parte total de mis partes incompletas.
Las razones del Lobo
Porque
me importa si acaso te importa,
porque
a menudo el tiempo se hace largo,
porque
pensarte no me sabe amargo,
porque
la distancia es ya muy corta;
porque
besarte aún me reconforta,
porque
eres un futuro sin embargo,
porque
esperarte es para mí el encargo
a
plazos que hoy la vida me exhorta;
porque
en mi corazón no hay demora,
porque
Amor es un loco fugitivo,
porque
naufragamos de lado a lado
en
este mar sin espacio, sin hora;
porque
sin quererlo me has atrapado,
porque
muriendo me haces estar vivo;
por
eso, amor, en la primera cita
el
Lobo devoró a Caperucita.
Cada
aliento puede ser
el
primero, quizá el último.
No
hay nada más allá
de
tus ojeras, ¡despierta!
Devora
la piel del mundo,
no
dejes para mañana
los
besos que son de hoy,
disfruta
del día bello,
goza
de la noche sublime:
carpe diem,
carpe noctem!
Haz
algo políticamente
incorrecto
e inadecuado,
ve
a los parques sin infancia,
bébete
las madrugadas
y
asómate a los abismos.
Ya
sabes al fin que el miedo
solo
es querer estar vivo,
cualquier
jardín es pequeño
cuando
escribes en renglones:
«Virgo, rosas collige omnes».
Sales…
Corres… Escapas. Coges tu ansiado vuelo,
el
que te llevará esta vez a la Francia.
Recuerdas
los Estados Unidos y de nuevo
te
aferras al dragón de acero. Al fin marchas.
Después
de tantos fines de semana de invierno
y
tras un largo verano acarreando garrafas
o
abonando la huerta recibes ahora el premio,
y
lo agarras con tus tristes manos rasgadas.
Piensas
en todo, en nada. Vas y vienes ajeno
y
perdido en tu libro, recorriendo sus hojas:
El palacio de la luna, sus mejores deseos.
El
pájaro despega, vuelven las mariposas.
Ah,
son pero no son porque ya no tocas el suelo,
son
pero no, no son porque pasan las horas;
son
sin duda por ella, la Chica del Centeno,
quien
hace hermosa y posible cualquier cosa.
La
adolescente de la melena pan de oro,
la
mujer de los ojos color oliva y miel,
la
princesa con la linda nariz de gnomo
y
los labios ardientes hasta el amanecer.
La
de las manos llenas de mil pétalos rojos,
la
de la piel de nácar y el dulce, dulce té.
La
que conocí no sé muy bien por qué o cómo,
esa
persona que siempre y siempre soñé.
Ella,
que escucha la música de Mark Knopfler,
de
Los Beatles, de Guns Nʼ Roses y otros más;
que
adoró al igual que yo en su día al buen Holden
y
que tiene por hobby los libros
devorar.
Ella,
a quien ya echo de menos cada fría noche,
con
quien vería La vida es bella en el
sofá,
quien
ha logrado que en mi corazón brote
un
reloj de bolsillo con una cuenta atrás.
Sí,
nace un sentimiento profundo, intenso, fuerte,
te
escribes a ti mismo en busca del sentido
y
del gran sinsentido de no verla si quieres.
Todo
el tiempo que pueda desea estar contigo.
Andas
por la Bretaña, por sus praderas verdes,
por
sus calles de piedra y sus vivos caminos,
y
en cada ciudad que pisas buscas alegre
postales
que tendrán Madrid como destino.
Y
vuelvo a la primera persona, soy este hombre:
un
escritor, un poeta, un músico, un viajero.
Soy
quien le da este poema para que ella lo tome
y
lo guarde consigo en el lugar eterno.
Decía
así la canción: «En París cada torre,
cada
edificio, cada casa, cada azul cielo
llevará
escrito con tinta de flor tu nombre.
Mil
besos, nada más. Y siempre entre el Centeno».
Sonnet à la dame de Saint-Supéry
(«On ne
voit bien qu’avec le cœur»)
Tiene
ella las muñecas muy delgadas,
mis
anillos son como sus pulseras.
Sus
dedos trazar deben carreteras
en
los abismos de las madrugadas.
Para
todas las almas averiadas
el
universo acaba en sus caderas,
se
apagan constelaciones de esferas
cuando
impacta y derrite las heladas.
Una
dama de alta alcurnia francesa
se
pasea hoy entre mis palabras,
del
Principito es la Rosa y Princesa
que
piruetea por celestes abras.
Mientras
la sueñan miles de poetas
sueña
dormida en miles de planetas.
29 DE ABRIL