D.
JUAN
Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí
[vv. 501-510]
D. JUAN
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento;
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador,
llamando al cercano día
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
[vv. 2170-2183]
OBRA COMPLETA:
EL MITO DE DON JUAN EN LA MÚSICA:
Christoph Willibald von Gluck: Don Juan.
Frank Liszt: Reminiscencias de Don Juan.
Ruperto
Chapí: Margarita La Tornera.
MÁS FRAGMENTOS DE LA OBRA:
D.
JUAN
…Desde
una princesa real
a
la hija de un pescador,
¡oh!,
ha recorrido mi amor
toda
la escala social.
¿Tenéis
algo que tachar?
D.
LUIS:
Sólo
una os falta en justicia.
D.
JUAN:
¿Me
la podéis señalar?
D.
LUIS:
Sí,
por cierto: una novicia
que
esté para profesar.
D.
JUAN:
¡Bah!
Pues yo os complaceré
doblemente,
porque os digo
que
a la novicia uniré
la
dama de algún amigo
que
para casarse esté…
[vv.
662- 675]
BRÍGIDA:
Figuraos
si
habré metido mal caos
en
su cabeza, don Juan.
La
hablé del amor, del mundo,
de
la corte y los placeres,
de
cuánto con las mujeres
erais
pródigo y galán.
La
dije que erais el hombre
por
su padre destinado
para
suyo: os he pintado
muerto
por ella de amor,
desesperado
por ella
y
por ella perseguido,
y
por ella decidido
a
perder vida y honor.
En
fin, mis dulces palabras,
al
posarse en sus oídos,
sus
deseos mal dormidos
arrastraron
de sí en pos;
y
allá dentro de su pecho
han
inflamado una llama
de
fuerza tal, que ya os ama
y
no piensa más que en vo
[vv.
1284 - 1305]
D.
JUAN:
Don
Diego Tenorio.
ESCULTOR:
El
mismo.
Tuvo
un hijo este don Diego
peor
mil veces que el fuego,
un
aborto del abismo.
Un
mozo sangriento y cruel,
que con tierra y cielo en
guerra,
dicen que nada en la tierra
fue respetado por él.
Quimerista, seductor
y jugador con ventura,
no hubo para él segura
vida, ni hacienda, ni honor.
Así le pinta la historia,
y si tal era, por cierto
que obró cuerdamente el
muerto
para ganarse la gloria
[vv.
2708- 2723]
D.
JUAN:
Mas,
¡cielos, qué es lo que veo!
O
es ilusión de mi vista,
o
a doña Inés el artista
aquí
representa, creo.
ESCULTOR:
Sin
duda.
D.
JUAN:
¿También
murió?
ESCULTOR:
Dicen
que de sentimiento
cuando
de nuevo al convento
abandonada
volvió
por
don Juan
[vv.
2840-2848]
D.
JUAN:
¡Ah!
Mal la muerte podría
deshacer
con torpe mano
el
semblante soberano
que
un ángel envidiaría.
¡Cuán
bella y cuán parecida
su
efigie en el mármol es!
¡Quién
pudiera, doña Inés,
volver
a darte la vida!
¿Es
obra del cincel vuestro?
D.
JUAN:
...¡Hermosa
noche...! ¡Ay de mí!
¡Cuántas
como ésta tan puras,
en
infames aventuras
desatinado
perdí!
¡Cuántas,
al mismo fulgor
de
esa luna transparente,
arranqué
a algún inocente
la
existencia o el honor!
Sí,
después de tantos años
cuyos
recuerdos me espantan,
siento
que en mí se levantan
pensamientos
en mí extraños.
¡Oh!
Acaso me los inspira
desde
el cielo, en donde mora,
esa
sombra protectora
que
por mi mal no respira!
[vv.
2908- 2923]
D.
JUAN:
(De
rodillas.)
¡Doña
Inés! Sombra querida,
alma
de mi corazón,
¡no
me quites la razón
si
me has de dejar la vida!
Si
eres imagen fingida,
sólo
hija de mi locura,
no
aumentes mi desventura
burlando
mi loco afán.
SOMBRA:
Yo soy doña Inés, don
Juan,
que te oyó en su sepultura
SOMBRA:
Para ti;
Mas tengo mi purgatorio
en ese mármol mortuorio
que labraron para mí.
Yo a Dios mi alma ofrecí
en precio de tu alma impura,
y
Dios, al ver la ternura
con
que te amaba mi afán,
me
dijo «Espera a don Juan
en
tu misma sepultura.
Y
pues quieres ser tan fiel
a
un amor de Satanás,
con
don Juan te salvarás,
o
te perderás con él.
Por
él vela: mas si cruel
te
desprecia tu ternura,
y
en su torpeza y locura
sigue
con bárbaro afán,
llévese
tu alma don Juan
de
tu misma sepultura
[vv.
2984- 3013]
ESTATUA:
No pienses, no,
que se levanten, don Juan;
porque en sí no volverán
hasta que me ausente yo.
Que la divina clemencia
del Señor para contigo,
no requiere más testigo
que tu juicio y tu
conciencia.
Al sacrílego convite
que me has hecho en el
panteón,
para alumbrar tu razón
Dios asistir me permite.
Y heme que vengo en su
nombre
a enseñarte la verdad;
y es: que hay una eternidad
tras de la vida del hombre.
Que numerados están
los días que has de vivir,
y
que tienes que morir
mañana
mismo, don Juan.
Mas
como esto que a tus ojos
está
pasando, supones
ser
del alma aberraciones
y
de la aprensión antojos,
Dios,
en su santa clemencia,
te
concede todavía,
don
Juan, hasta el nuevo día
para
ordenar tu conciencia.
Y
su justicia infinita
porque
conozcas mejor,
espero
de tu valor
que
me pagues la visita.
¿Irás,
don Juan?
[vv.
3425-3455]
SOMBRA:
Medita
lo
que al buen comendador
has
oído, y ten valor
para
acudir a su cita.
Un
punto se necesita
para
morir con ventura;
elígele
con cordura,
porque
mañana, don Juan,
nuestros
cuerpos dormirán
en
la misma sepultura
[vv.
3492-3501]
D.
JUAN:
Culpa
mía no fue; delirio insano
me
enajenó la mente acalorada.
Necesitaba
víctimas mi mano
que
inmolar a mi fe desesperada,
y
al verlos en mitad de mi camino,
presa
les hice allí de mi locura.
¡No
fui yo, vive Dios!, ¡fue su destino!
Sabían
mi destreza y mi ventura.
¡Oh!
Arrebatado el corazón me siento
por
vértigo infernal.... mi alma perdida
va
cruzando el desierto de la vida
cual
hoja seca que arrebata el viento.
Dudo...,
temo..., vacilo.... en mi cabeza
siento
arder un volcán.... muevo la planta
sin
voluntad, y humilla mi grandeza
un
no sé qué de grande que me espanta.
(Un
momento de pausa.)
¡Jamás
mi orgullo concibió que hubiere
nada
más que el valor...! Que se aniquila
el
alma con el cuerpo cuando muere
creí...,
mas hoy mi corazón vacila.
¡Jamás
creí en fantasmas...! ¡Desvaríos!
Mas
del fantasma aquel, pese a mi aliento,
los
pies de piedra caminando siento,
por doquiera que voy, tras
de los míos.
¡Oh! Y me trae a este sitio
irresistible,
misterioso poder ...
[vv,
3600-3625]
ESTATUA:
Aprovéchale
con tiento,
(Tocan
a muerto.)
porque
el plazo va a expirar,
y
las campanas doblando
por
ti están, y están cavando
la
fosa en que te han de echar.
(Se
oye a lo lejos el oficio de difuntos.)
[vv. 3707-3712]
D.
JUAN:
¡Aparta,
piedra fingida!
Suelta,
suéltame esa mano,
que
aún queda el último grano
en
el reloj de mi vida.
Suéltala,
que si es verdad
que
un punto de contrición
da
a un alma la salvación
de
toda una eternidad,
yo,
Santo Dios, creo en Ti:
si
es mi maldad inaudita,
tu
piedad es infinita...
¡Señor,
ten piedad de mí
[vv. 3758-3769]
D.
JUAN:
¡Dios
clemente! ¡Doña Inés!
Dª
INÉS:
Fantasmas,
desvaneceos:
su
fe nos salva..., volveos
a
vuestros sepulcros, pues.
La
voluntad de Dios es
de
mi alma con la amargura
purifiqué
su alma impura,
y
Dios concedió a mi afán
la
salvación de don Juan
al
pie de la sepultura
[vv. 3776-3785]